La composición de la microbiota intestinal
humana es específica en cada persona (en el nivel de unidades taxonómicas
operacionales (OTUs)) y es estable en individuos sanos.
Esta microbiota intestinal ha evolucionado
junto con el ser humano, adaptándose y conviviendo con él en una estrecha
relación simbiótica: la microbiota ejerce funciones nutricionales, metabólicas
y protectoras que la vuelven indispensable para el huésped mientras que este le
entrega nutrientes y condiciones adecuadas para su crecimiento. Siendo esencial
para la homeostasis en el intestino.
La composición de la microbiota está dada principalmente
por el dominio BACTERIA existiendo un equilibrio entre las poblaciones
bacterianas dominantes (Bacteroides, Clostridium, Eubacterium) y aquellas
subdominantes, presentes en menor cantidad. Se ha estimado que en el tracto
gastrointestinal de un individuo puede haber cerca de 500 a 1000 especies
distintas de bacterias.
En la infancia se caracteriza por la
plasticidad en la microbiota intestinal, presentando cambios rápidamente por enfermedades, el uso de
antibióticos o por cambios en dieta. Evidencia actual siguiere que la microbiota intestinal se
establece dentro de los primeros años de vida (en bebes se presentan en mayor
cantidad bacterias que sintetizan ac. Fólico o la vitamina b9) siendo
influenciada por factores propios del hospedador (genéticas) y factores
ambientales (como la dieta). En detalle la concentración y composición de la
microbiota intestinal está influenciada por variaciones en los factores del
micro hábitat intestinal como el pH, oxigeno, nutrientes, exposición a la bilis y secreciones
pancreáticas.
Tipo
de nutrición
En un estudio compararon la microbiota
intestinal de niños de Burkina Faso con la de
niños de Italia y se encontró que Bacteroidetes fueron mucho más abundantes en
niños de africa y que tipos específicos de Bacteroidetes estaban aumentado su
adaptación en captar energía de una dieta que es baja en grasa y proteína
animal y ricos en almidón, fibra y polisacáridos de plantas, predominantemente vegetariana mientras los
niños italianos comen una dieta típica
occidental rica en proteínas animales, el azúcar, el almidón y grasas y baja en
fibra. También se ha visto diferencias entre la absorción de macronutrientes
(son aquellos nutrientes que suministran la mayor parte de la energía
metabólica del organismo. Los principales son glúcidos, proteínas,
y lípidos. Otros
incluyen alcohol y ácidos
orgánicos) y micronutrientes (las vitaminas y minerales en
que estos son necesarios en pequeñas cantidades para mantener la salud pero no
para producir energía) según la forma en que se preparen los alimentos.
Dieta es la pauta que une el consumo habitual de alimentos y nutrición es la ciencia que estudia la relación que existe entre los alimentos y la salud, especialmente en la determinación de una dieta. |
Cambio de dieta
Se ha visto que la microbiota intestinal en adultos presenta cambios
drásticos en 3 dias, si se cambia la dieta en el consumo de calorías de 2400 a
3400 kcal/d.
La hipótesis de que la MI podría actuar como
un factor favorecedor del almacenamiento de grasa en el organismo surge de la
observación que los ratones axénicos, a pesar de consumir 30% más alimento que
los animales convencionales de la misma edad y peso, tienen 42% menos grasa
corporal.
La pirámide alimenticia, renovada en abril de 2005 con el objetivo de fomentar un cambio en el comportamiento alimentario y la actividad física |
El actuar de la Microbiota Intestinal
En el intestino los microorganismos fermentan
los almidones (incluyendo los almidones resistentes), los azucares que no
fueron absorbidos, polisacáridos celulósico y no celulósico y mucinas (son una familia de proteínas de alto peso
molecular y altamente glicosiladas producidas por las células de los tejidos epiteliales de la mayoría de los metazoos.) para reducirlos en ácidos grasos de cadena
corta y gases tales como dióxido de carbono, metano e hidrogeno. La cantidad y
calidad de ácidos grasos de cadena corta y gases producidos en el intestino
depende de múltiples factores como la dieta, edad y composición microbiana
entre otros.
Los microbios intestinales también regulan el
metabolismo de la energía mediante la reducción de la expresión de la hormona
FIAF (fasting-induced adipocyte factor), lo que
produce un aumento de la enzima lipasa (es una enzima ubicua que se usa en el organismo para disgregar las grasas de los alimentos de manera que se puedan absorber. Su
función principal es catalizar la hidrólisis de triacilglicerol a glicerol y ácidos grasos libre) que conduce a un aumento de los
triglicéridos en el tejido adiposo. A la vez la microbiota intestinal aumenta
la absorción de polisacáridos que a nivel hepático aumenta la lipogénesis (es la reacción bioquímica por la cual son sintetizados los ácidos grasos y esterificados o unidos con el glicerol para formar triglicéridos o grasas de reserva).
La mejor comprensión de la composición y
funcionamiento de la microbiota intestinal ha permitido el desarrollo de los
conceptos de prebióticos y probióticos. Los primeros son principalmente
hidratos de carbono no-digestibles (fibras dietéticas solubles) cuya
fermentación en el colon estimula el crecimiento de microorganismos
(bifidobacteria y lactobacilos principalmente) beneficiosos para la salud del
huésped, como por ejemplo la lactulosa (se trata de un azúcar compuesto por los azúcares naturales fructosa y galactosa) mientras que los segundos son
microorganismos inocuos que pueden sobrevivir su pasaje por el tubo digestivo,
donde ejercen actividades saludables. Tanto los prebióticos como los
probióticos pueden ser considerados como herramientas útiles para mantener el
equilibrio armonioso de la microbiota intestinal a través del manejo de la
dieta del individuo.