viernes, 12 de octubre de 2012

Obesidad y la microbiota humana

El tubo digestivo alberga un ecosistema bacteriano complejo cercano a los 100 trillones (1014) de microorganismos que forman la microbiota intestinal.

La composición de la microbiota intestinal humana es específica en cada persona (en el nivel de unidades taxonómicas operacionales (OTUs)) y es estable en individuos sanos.

Esta microbiota intestinal ha evolucionado junto con el ser humano, adaptándose y conviviendo con él en una estrecha relación simbiótica: la microbiota ejerce funciones nutricionales, metabólicas y protectoras que la vuelven indispensable para el huésped mientras que este le entrega nutrientes y condiciones adecuadas para su crecimiento. Siendo esencial para la homeostasis en el intestino.

La composición de la microbiota está dada principalmente por el dominio BACTERIA existiendo un equilibrio entre las poblaciones bacterianas dominantes (Bacteroides, Clostridium, Eubacterium) y aquellas subdominantes, presentes en menor cantidad. Se ha estimado que en el tracto gastrointestinal de un individuo puede haber cerca de 500 a 1000 especies distintas de bacterias.

En la infancia se caracteriza por la plasticidad en la microbiota intestinal, presentando cambios  rápidamente por enfermedades, el uso de antibióticos o por cambios en dieta. Evidencia actual  siguiere que la microbiota intestinal se establece dentro de los primeros años de vida (en bebes se presentan en mayor cantidad bacterias que sintetizan ac. Fólico o la vitamina b9) siendo influenciada por factores propios del hospedador (genéticas) y factores ambientales (como la dieta). En detalle la concentración y composición de la microbiota intestinal está influenciada por variaciones en los factores del micro hábitat intestinal como el pH, oxigeno, nutrientes,  exposición a la bilis y secreciones pancreáticas.


Tipo de nutrición
En un estudio compararon la microbiota intestinal de niños de Burkina Faso con la de niños de Italia y se encontró que Bacteroidetes fueron mucho más abundantes en niños de africa y que tipos específicos de Bacteroidetes estaban aumentado su adaptación en captar energía de una dieta que es baja en grasa y proteína animal y ricos en almidón, fibra y polisacáridos de plantas,  predominantemente vegetariana mientras los niños italianos comen  una dieta típica occidental rica en proteínas animales, el azúcar, el almidón y grasas y baja en fibra. También se ha visto diferencias entre la absorción de macronutrientes (son aquellos nutrientes que suministran la mayor parte de la energía metabólica del organismo. Los principales son glúcidos, proteínas, y lípidos. Otros incluyen alcohol y ácidos orgánicos) y micronutrientes (las vitaminas y minerales en que estos son necesarios en pequeñas cantidades para mantener la salud pero no para producir energía) según la forma en que se preparen los alimentos.

Dieta es la pauta que une el consumo habitual de alimentos 
y nutrición es la ciencia que estudia la relación que existe
 entre los alimentos y la salud, especialmente en la determinación de una dieta.


Cambio de dieta
Se ha visto que la microbiota intestinal en adultos presenta cambios drásticos en 3 dias, si se cambia la dieta en el consumo de calorías de 2400 a 3400 kcal/d.
La hipótesis de que la MI podría actuar como un factor favorecedor del almacenamiento de grasa en el organismo surge de la observación que los ratones axénicos, a pesar de consumir 30% más alimento que los animales convencionales de la misma edad y peso, tienen 42% menos grasa corporal.

       La pirámide alimenticia, renovada en abril de 2005 con el objetivo de fomentar 
    un cambio en el comportamiento alimentario y la actividad física



El actuar de la Microbiota Intestinal
En el intestino los microorganismos fermentan los almidones (incluyendo los almidones resistentes), los azucares que no fueron absorbidos, polisacáridos celulósico y no celulósico y mucinas (son una familia de proteínas de alto peso molecular y altamente glicosiladas producidas por las células de los tejidos epiteliales de la mayoría de los metazoos.) para reducirlos en ácidos grasos de cadena corta y gases tales como dióxido de carbono, metano e hidrogeno. La cantidad y calidad de ácidos grasos de cadena corta y gases producidos en el intestino depende de múltiples factores como la dieta, edad y composición microbiana entre otros.



Los microbios intestinales también regulan el metabolismo de la energía mediante la reducción de la expresión de la hormona FIAF (fasting-induced adipocyte factor), lo que produce un aumento de la enzima lipasa (es una enzima ubicua que se usa en el organismo para disgregar las grasas de los alimentos de manera que se puedan absorber. Su función principal es catalizar la hidrólisis de triacilglicerol a glicerol y ácidos grasos libre) que conduce a un aumento de los triglicéridos en el tejido adiposo. A la vez la microbiota intestinal aumenta la absorción de polisacáridos que a nivel hepático aumenta la lipogénesis (es la reacción bioquímica por la cual son sintetizados los ácidos grasos y esterificados o unidos con el glicerol para formar triglicéridos o grasas de reserva).





La mejor comprensión de la composición y funcionamiento de la microbiota intestinal ha permitido el desarrollo de los conceptos de prebióticos y probióticos. Los primeros son principalmente hidratos de carbono no-digestibles (fibras dietéticas solubles) cuya fermentación en el colon estimula el crecimiento de microorganismos (bifidobacteria y lactobacilos principalmente) beneficiosos para la salud del huésped, como por ejemplo la lactulosa (se trata de un azúcar compuesto por los azúcares naturales fructosa y galactosa) mientras que los segundos son microorganismos inocuos que pueden sobrevivir su pasaje por el tubo digestivo, donde ejercen actividades saludables. Tanto los prebióticos como los probióticos pueden ser considerados como herramientas útiles para mantener el equilibrio armonioso de la microbiota intestinal a través del manejo de la dieta del individuo.


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